por Carmen Osorio Suarez | Mar 11, 2025 | Blog
Hace tiempo que quería escribir sobre las redes y los cuerpos perfectos. Ayer lo vi claro en un reel de una famosa influencer (vaya por delante que no tengo nada contra ella; de hecho, sigo su cuenta) que hablaba sobre su reciente operación de pecho. Era su segunda vez. En torno a los 20 años se había puesto pecho, que hoy, a los 35 años, consideraba demasiado grande, por lo que ahora contaba que se había puesto unas prótesis más pequeñas. Para mi sorpresa, también descubrí que se hizo hace años una rinoplastia. Para más sorpresa aún, luego supe que aquella operación de nariz se la hizo el mismo día y en el mismo hospital que una amiga suya, también conocida.
Las redes y lo cuerpos perfectos: cuando nos hemos pasado de frenada…
Vaya por delante también que no tengo nada en contra del hecho de querer corregir algo de tu cuerpo que no te hace sentir bien y me parece legítimo utilizar la cirugía estética cuando se hace con cabeza. El problema es que, como en tantas otras cosas, nos hemos pasado de frenada. Porque ahora no es para «corregir» algo que vemos mal sino para alcanzar unos estándares de belleza estereotipados. Es decir, el objetivo es conseguir una estética que se ajusta a un patrón concreto. Ojo, porque esto no es más que una muestra de la superficialidad en la que estamos inmersos y, detrás de eso, el vacío que sentimos que nos hace querer alcanzar la perfección para sentirnos válidos. Y ahora viene lo de las redes y los cuerpos perfectos.
Y es que, además de que esto ya sea algo habitual, también lo es hablar de ello en redes como quien habla de ponerse un tinte.
Pues sí, una de las cosas más sorprendentes es que también se haya normalizado hablar de las cirugías en redes como si una operación fuese algo banal y sin riesgo alguno. No se trata de que vayan ocultando sus operaciones, se trata de no banalizar con el asunto. Porque no es banal. Porque haciéndolo, contribuimos a que se expanda la idea de que operarse es algo normal cuando debería ser excepcional. Una idea a la que las redes están contribuyendo. Y con eso están creciendo nuestras hijas. Con la necesidad de ser de una manera concreta, promovidas por unas plataformas que solo hacen negocio. Y por eso es fundamental educar en la autoestima y las familias tenemos un trabajo de gigantes que hacer para no contribuir a esta locura.
………
En algunos de nuestros cursos esenciales abordamos la importancia de construir una buena autoestima frente a los riesgos asociados al uso de dispositivos. En uno de ellos, el de «Prevenir la adicción y el abuso de las pantallas, ¿es posible?» contamos con una experta sobre cómo fortalecemos la autoestima y también hablamos de la importancia en el cuidado de las relaciones familiares, el retraso en la entrega del móvil…
por Carmen Osorio Suarez | Feb 11, 2025 | Blog
“En cierto modo, el cigarrillo, la botella de vino, la raya de coca… se convierten en un amante, una madre, un gurú que proporciona el alivio que ansío. Me devuelve al vientre materno, me libera de las cargas que llevo a cuestas. Me quita el malestar. Me trae a casa… temporalmente”. Jeff Foster.
La adicción a las pantallas no es distinta a otras adicciones conductuales. Quizás es más difícil de reconocer porque la hemos normalizado.
Y la hemos normalizado porque muchas personas hacen un uso abusivo de los dispositivos, más allá del trabajo, que muchas veces puede ser una excusa, y hemos difuminado esa línea que nos permite ver lo que es un problema y lo que no. Nadie dudaría un segundo en calificar como adicto a un señor que pasa cinco horas diarias jugando en una máquina de un bar. Sin embargo, no creemos que una persona que pase 5 horas al día en un red social sea adicta a esa red social. Es más, no sólo no lo vemos sino que lo hemos convertido en lo normal. Y haberlo hecho, nos impide ver el problema.
La adicción es una enfermedad que se caracteriza por una búsqueda patológica de la recompensa o alivio a través del uso de una sustancia, conducta o persona. ¿Y qué es lo que caracteriza a las adicciones? Pues básicamente cuatro cosas: la pérdida de control (se me va de las manos), la dependencia (lo necesito sí o sí), la tolerancia (quiero más) y el síndrome de abstinencia (cuando no lo tengo, estoy mal). Y por ello, tu vida se empieza a convertir en una única cosa: solo disfrutas de aquello a lo que tienes adicción aunque estés metido en un infierno. A veces, eres consciente. A veces, no.
La adicción a las pantallas, como otras adicciones, te lleva a descuidar cualquier aspecto de tu vida: tus relaciones, tu trabajo, tu descanso… La pantalla te da placer o alivio en el momento pero va afectando a medio plazo a tu salud y a tu vida en general.
¿Qué hay detrás de las adicciones? Detrás de las adicciones hay miedo, hay vacío, hay una búsqueda de calma a través de un camino incorrecto, hay dolor que no se sabe gestionar, hay desconfianza, hay desconexión, hay seres humanos sintiéndose incompletos en busca de algo que les llene a través de atajos basados en el placer inmediato, y que son sólo es eso, placeres inmediatos. Hay un conflicto, hay frustración, hay impotencia, hay soledad… y la adicción te «salva» de todo eso, se ofrece como un remedio mágico, como eso que te proporciona alivio. Cubren esos vacíos, esas soledades, esas desconexiones, esas frustraciones, esa soledad de quien no ha encontrado o no conoce su propósito en la vida.
En el caso de la adicción a las pantallas, o sencillamente las conductas abusivas, se pueden esconder muchas de esas cosas que antes mencionaba. Pero también hay mucha incapacidad para enfrentarse al aburrimiento, al no hacer. Vivimos en una sociedad consumista que empuja a estar siempre consumiendo. Lo que sea. Y nada más rápido que consumir contenido y contenido a golpe de clic, que llevamos encima 24 horas al día, que además pasa desapercibido. Hemos caído en la trampa de que necesitamos eso constantemente. Sin darnos cuenta de que nos venía algo demasiado grande.
…………………………………………………………..
Recuerda que podemos ayudarte a través de asesorías para un buen uso de las pantallas en tu familia. Dispones también de nuestro curso Desconéctales, que te va ayudar a tomar conciencia de los retos y problemas a los que nos enfrentamos. Y no olvides que también podemos ayudarte con acompañamiento transpersonal.
¿Qué es el acompañamiento transpersonal?
Es un acompañamiento del alma, un acompañamiento en la búsqueda de ser seres completos, abrazando nuestra parte oscura, nuestra sombra, las heridas de la infancia; un acompañamiento para que mires hacia dentro con compasión, sin juicio; en el que estar presente y hacernos conscientes cobra especial importancia. Puedes pedir hora a través de nuestra web adictosalatecnologia.es.
por JoseC | Ene 8, 2024 | Blog
La adicción a Internet, al móvil o a la tecnología no está, de momento, incluida como enfermedad mental ni en el DSM-5 (Manual Diagnóstico y Estadístico de Enfermedades Mentales de la Asociación Americana de Psiquiatría) ni tampoco en la CIE-11 (Clasificación Internacional de Enfermedades Mentales de la OMS).
La nomenclatura oficial para referirse a un uso compulsivo, uso patológico, uso excesivo o a la adicción a Internet o a las nuevas tecnologías es USO PROBLEMÁTICO DE INTERNET.
Por tanto, no existe consenso sobre este fenómeno en la literatura científica pero, en cualquier caso, existe un uso compulsivo, abusivo y dependiente y son ya muchos expertos los que encuadran esta problemática dentro de las adicciones comportamentales aceptando que tiene una base común con el
resto de conductas adictivas. Porque una adicción es un uso compulsivo que interfiere en las actividades de la vida diaria de la persona, generando dependencia y necesitando cada más tiempo de consumo o contenidos más fuertes (tolerancia).
Lo llamemos adicción, uso problemático o trastorno es un fenómeno creciente de nuestro tiempo que afecta cada vez a mayor número de personas y que se da, sobre todo, en los grupos más jóvenes.
¿Cuáles son los síntomas de la adicción a la tecnología?
Las conductas adictivas están marcadas por la pérdida de control y la dependencia. Y eso conlleva una serie de consecuencias que nos ayudarán a saber si estamos o no ante una posible conducta adictiva o un abuso de las nuevas tecnologías:
- Cansancio que viene dado por la privación de sueño. Se duerme menos por estar conectado. Es importante recordar también que el uso de pantallas antes de dormir empeora la calidad del sueño por la luz azul que emiten los dispositivos.
- Descuidar otras actividades importantes, como el contacto con la familia, las relaciones sociales, el estudio o el cuidado de la salud. Si notamos que la persona hace menos planes, se aísla, baja el rendimiento laboral o académico, pierde el interés por deportes o hobbies que antes sí hacía…
- Pensar en la Red, en el móvil, en la videoconsola constantemente, sentirse irritado cuando la conexión falla o resulta muy lenta, ponerse nerviosos o agresivos cuando finaliza el tiempo de uso…
- Mentir recurrentemente sobre el tiempo real que se conectan o que están jugando a un videojuego.
- Sentir una euforia y activación anómalas cuando se está delante de una pantalla.
- Estar permanentemente atento al “smartphone”, conectarse al ordenador nada más llegar a casa, conectarse a Internet nada más levantarse y ser lo último que se hace antes de acostarse.
Más que el número de horas conectado a las tecnologías, lo determinante es el grado de interferencia en la vida cotidiana, cómo afecta a la vida de la persona.
¿Qué puede causar adicción a la tecnología?
Se dice que las adicciones esconden vacíos emocionales. Es verdad que las nuevas tecnologías tienen componentes que podrían considerarse adictivos. Y las empresas detrás de esas tecnologías utilizan Recursos como algoritmos que proporcionan contenidos personalizados para que los usuarios consuman
hasta el agotamiento. Recursos como “likes”, “comentarios”, notificaciones…
Pero no es menos cierto que las conductas adictivas suelen esconder detrás problemas causados por:
- Una influencia familiar con problemas de apego, conflictos familiares, conductas negligentes…
- Cercanía de personas con adicciones. Es más fácil desarrollar una conducta adictiva si en su familia ha habido o hay un trastorno adictivo, sea del tipo que sea.
- Ausencia de límites o poca supervisión. Este es un factor clave que puede causar una adicción a las nuevas tecnologías.
- La impulsividad y compulsividad, así como un bajo autocontrol son factores de riesgo para hacer un uso adictivo de las nuevas tecnologías. Y no olvidemos un factor muy relevante, que obviamente es algo que tenemos que tener en cuenta a la hora de poner límites, acompañar en su uso… La edad favorece un uso compulsivo, problemático o adictivo de las nuevas tecnologías. Los adolescentes, debido a la vulnerabilidad de la etapa que viven por un menor control de impulsos, les convierte en un blanco más fácil, de manera que la edad sí es determinante y puede ser el inicio de una adicción a las pantallas.
¿Cuáles son las adicciones digitales más comunes?
Existen dos adicciones relacionadas con el mundo digital y de las nuevas tecnologías que, hoy en día, sí con calificadas como enfermedad mental:
- La adicción a los videojuegos o el “trastorno por videojuegos” (“Gaming disorder”), que se refiere al uso de juegos digitales o videojuegos, ya sea mediante conexión a Internet o sin ella. La OMS decidió, en el año 2018, incluirla en la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-11)
- Y por otro lado, el juego patológico, donde se incluiría el juego online. En el Manual Diagnóstico y Estadístico de Enfermedades Mentales de la Asociación Americana de Psiquiatría (DSM-5), donde antes se incluía el ‘Trastorno del control de los impulsos’, se incluyó como “adicción sin
sustancias” a la ludopatía o juego patológico.
Es decir, en ambos casos, se ha considerado lo suficientemente relevante como para considerarse enfermedades mentales a ambas adicciones, cosa que no ocurre de momento con otras conductas compulsivas en Internet, con las redes sociales, el móvil… Pero será cuestión de tiempo que esto cambie
puesto que las tasas de uso compulsivo de Internet no paran de crecer y cada vez interfieren más en la vida de las personas, especialmente en los más jóvenes.
por JoseC | Ene 8, 2024 | Blog
En un mundo cada vez más hiperconectado por la tecnología y en el que todo avanza tan
rápidamente, los padres no podemos quedarnos a atrás en cuanto a conocimientos en el
entorno digital. Necesitamos educar a nuestros hijos en tecnología. Y eso pasa porque las
familias nos impliquemos y conozcamos lo que hay. Pasa porque la tecnología sea una
herramienta que aporte cosas positivas en algunos aspectos de la vida, manteniendo a salvo la
vida fuera de las pantallas y las relaciones personales con el entorno cercano. Los padres de
hoy nos enfrentamos al desafío de guiar a nuestros hijos en el entorno digital, que está en
constante evolución. Aquí vamos a responder a algunas de las preguntas más frecuentes que
los padres suelen tener en relación a un buen uso de la tecnología en el ámbito familiar.
¿Cómo Hacer un Buen Uso de la Tecnología en el Ámbito Familiar?
Un buen uso de la tecnología en nuestras casas empieza con el ejemplo; a mí me gusta
llamarlo coherencia. Los padres debemos ser modelos en los que nuestros hijos vean un uso
responsable de los dispositivos. No tiene sentido que pidamos algunas cosas a nuestros hijos si
no ven en nosotros conductas responsables y acordes a lo que decimos. Una educación
responsable en tecnología también implica poner normas y establecer límites, para que
nuestros hijos sepan qué cosas sí pueden y qué cosas no deben hacer. El bueno uso de la
tecnología también pasa por elegir contenidos adecuados a cada edad y mantener un
equilibrio entre la vida online y la vida real, donde la vida de verdad tenga mayor presencia y
donde sea prioritario el tiempo y las relaciones con nuestro entorno. Todo esto supone
implicación de los adultos, que debemos tener una comunicación abierta con nuestros hijos
para tratar cualquier tema, hablarles de los riesgos que conlleva el mundo online y darle
importancia a otras alternativas de ocio que no tengan que ver con las tecnologías,
favoreciendo las actividades al aire libre o relacionadas con el deporte, que nos ayudan a estar
más felices.
¿Cómo debemos los padres ayudar a nuestros hijos a un uso responsable de las tecnologías?
Los que hoy somos padres no tuvimos el acceso a la tecnología tan temprano ni tan abrumador
como el que tienen hoy nuestros hijos. Por eso, nos sentimos un poco agobiados al ver que nos
falta educación en tecnología. Poco a poco, vamos conociendo los riesgos que implica el uso
abusivo y normalizado que hoy los menores están haciendo de las pantallas. Por eso, es muy
importante:
- Conocer el entorno digital: estar al tanto de las plataformas, aplicaciones y webs que
usan los menores habitualmente para orientarles en su uso y saber si son adecuadas
para ellos.
- Respetar las edades tempranas lejos de las pantallas, tal y como recomiendan las
sociedades médicas y científicas.
- Poner horarios para el uso de las tecnologías, respetando, según la edad de nuestros
hijos, las recomendaciones de uso diario de las sociedades médicas, así como reservar
espacios en los que no se usen las pantallas.
- Fomentar un uso práctico y creativo, no de consumo constante o espectador pasivo,
animando a nuestros hijos a utilizar la tecnología para crear o aprender y evitando su
uso indiscriminado.
- Hablar de la seguridad y de contenidos acordes a su edad.
- Recordarles la importancia del respeto a través de Internet, recalcando que se insulta
acosa o se envía información, vídeos o imágenes que puedan ser dañinos.
¿Cómo debe ser una buena educación tecnológica?
La educación en tecnología va mucho más allá de saber utilizar las aplicaciones y plataformas.
De hecho, la mayoría son muy fáciles de usar y están pensadas para ello, para que pasar
mucho tiempo en ellas y que cualquier persona pueda usarlas con facilidad. La educación en
tecnología debe basarse en utilizar esa tecnología de una forma ética y práctica. Estos puntos
son importantes para saber que estamos ante una buena educación tecnológica:
- Comprender y utilizar de forma eficaz las tecnologías.
- Estar en el mundo online de manera responsable y segura.
- Tener pensamiento crítico con respecto a los contenidos que ven en las distintas
plataformas y webs.
- Utilizar la tecnología para
- Conocer cómo funcionan las aplicaciones.
Resumen
La educación tecnológica es innegociable hoy en día y es fundamental para las familias. No es
sólo estar al día en lo que usan los menores, que sí es importante, sino también entender que
la tecnología debe tener un uso que aporte valor a nuestras vidas y que no reste ni nos aísle.
De nada sirve estar conectado en el mundo online si estamos desconectados de nosotros
mismos y de nuestro entorno cercano. El equilibrio es fundamental y nuestro fin es que,
cuando accedan a la tecnología, los menores no sean sólo consumidores de tecnología sino
creadores con sentido crítico.
por Carmen Osorio Suarez | Abr 17, 2023 | Medios 3
Hace poco, un estudio reciente revelaba que los jóvenes que utilizan más las redes sociales son más propensos a la depresión, según investigadores de la Facultad de Salud Pública y Ciencias Humanas de la Universidad Estatal de Oregón y la Universidad de Alabama. No hay aún evidencia de que haya una relación directa entre depresión y uso de redes sociales pero sí sabemos que:
«los individuos que hacen mal uso de las nuevas tecnologías refieren con mayor frecuencia baja autoestima y bajo autoconcepto, lo cual es un factor de riesgo para caer en una adicción.»
Como sabéis, estudios hay muchos pero es verdad que, a veces, la relación entre una causa y un efecto olvida otras variables. Así, usar las redes sociales más tiempo incrementa tus posibilidades de tener depresión pero es posible que ése no sea el único factor que lo haga.
Según explica Donnato Munno en un trabajo sobre la adicción a Internet:
“Los individuos que hacen mal uso de las nuevas tecnologías refieren con mayor frecuencia haber tenido una infancia triste. Estas vivencias emocionales tempranas predisponen a la baja autoestima y al bajo autoconcepto, ambas características incluidas en el perfil psicosocial de los individuos que presentan dichos comportamientos adictivos”.
Lo que ya es muy evidente es que la depresión entre adolescentes y jóvenes ha aumentado durante la última década y, a la vez, el uso de las redes sociales también ha aumentado durante el mismo tiempo. Es aventurado de momento decir que las redes sociales causan depresión pero sí sabemos que perjudican de varias maneras la salud mental de nuestros hijos.