La pandemia que pocos quieren ver

La pandemia que pocos quieren ver

Vuelvo de mis vacaciones, una vez más, triste y, por qué no decirlo, enfadada… por las escenas de niños “abducidos” por las pantallas. Es la pandemia que pocos quieren ver.

Escena 1: niño de 2 años, pasmado frente a un móvil mientras un ilusionista hace trucos de magia en un escenario a apenas tres metros de distancia. Escena 2: niño de unos 5 años, abstraído por un móvil, mientras una cantante de soul canta canciones en un escenario enfrente de él. Escena 3: bebé de aproximadamente un año y medio, sentado en un carrito, con un móvil delante de sus ojos… mientras espera a que algún adulto, de los tres que hay en la mesa y que conversan entre sí, le vaya introduciendo alimentos en la boca. Escena 4: niño de unos 8 años, en un avión, al lado de una ventanilla. Enlaza dos películas seguidas, sin descanso, sin que el adulto de al lado (su padre) le invite a mirar el despegue o aterrizaje. Sin que nadie hable con él. 

 

Y así, en cualquier restaurante te encuentras con… la pandemia que pocos quieren ver.

 

Son solo cuatro ejemplos de las numerosas y constantes escenas que vemos en restaurantes, hoteles… Escenas que entristecen. Son niños y bebés privados de sensaciones, conversaciones, asombro, música, juegos… Niños adormecidos por sus adultos de referencia que eligen “apagarlos”. Son situaciones distendidas, con adultos sin obligaciones, en las que además hay alternativas. Y no sólo eso; son situaciones y vivencias en las que los niños tienen el derecho a estar presentes y conscientes. 

 

No son familias en modo supervivencia.

 

No es una madre que tiene que trabajar y por eso “tira” de pantallas en algunos momentos. No es un padre que necesita 15 minutos para darse una ducha sin que el niño la “líe”. No es un adulto que tiene que ponerse a cocinar y decide encender la TV un rato. No disfracemos esto más con el pretexto de que los padres no damos abasto. Porque las situaciones y lugares en los que usamos los dispositivos dicen mucho de cómo los usamos. No es lo mismo usar un móvil estando solo que cuando estás tomando algo con otras personas. Y no es lo mismo “tirar” de pantallas cuando necesitas conciliar que cuando estás en modo distendido.

 

Y sobre todo, que no son episodios puntuales. Y si así fuera, quizás no sería preocupante, porque hay algunas circunstancias que podrían requerirlo. Pero me temo que no es algo que veamos de vez en cuando. Esto de las pantallas es algo habitual y totalmente normalizado en situaciones, insisto, donde lo lógico y lo sano sería estar interactuando con esos menores.

 

Nadie quiere hacer daño a sus hijos pero queremos la comodidad de que no nos molesten.

 

Y sé que nadie (o casi nadie) quiere hacer daño conscientemente a sus hijos. Porque, no lo olvidemos, las pantallas les están dañando; hay, no solo evidencia sino también advertencias suficientes como para ignorar esa realidad. Insisto, no creo que nadie busque hacer daño a sus hijos pero sí hay una intencionalidad: que no molesten, que nos dejen tranquilos, estar cómodos. Eso es real y eso lo sabe cualquiera.

 

Podemos seguir mirando a otro lado o podemos empezar a considerar que se está descuidando a los menores. Porque se está optando por un recurso que tiene unos daños, en situaciones donde deberían estar atendidos. Y no me refiero a las necesidades básicas relacionadas con lo físico sino a todas esas necesidades de contacto, comunicación, aprendizaje… Toda esa interacción humana NECESARIA para un buen desarrollo.

 

Empecemos a considerar que esto no es normal, por muy frecuente que sea. Y que no es sano, por muy normalizado que esté. Es la pandemia que pocos quieren ver.

 

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Concentraciones por una infancia y adolescencia libre de pantallas

Concentraciones por una infancia y adolescencia libre de pantallas

Concentraciones por una infancia y adolescencia libre de pantallas. Así es como podemos resumir las demandas que hicimos en las 12 concentraciones repartidas por toda España el día 7 de junio. Y cuando decimos sin pantallas, nos referimos al uso de pantallas tal y como se están usando hoy en día: de forma abusiva y temprana, sin respetar los tiempos recomendados de exposición, sin restricciones de contenidos a los menores y un sinfín de cosas más que están sucediendo y que se están asumiendo como normales.

 

Concentraciones por una infancia y adolescencia libre de pantallas: el derecho a la desconexión digital.

 

Cuando hablas de menores sin pantallas, mucha gente piensa que quieres aislarlos… pero nada más lejos de la realidad; no somos un grupo de familias tecnófoba, somos familias responsables que vemos cómo este bucle en el que han metido a los menores (a los mayores también pero se supone tenemos ya una madurez para  hacer frente a esto) está causando estragos en la salud mental. Y ya no es sólo que lo veamos con esos menores, es que la ciencia lo avala con numerosos estudios (el último, este de la Universidad de California) y cada vez más expertos están dando la voz de alarma.

 

El derecho a la desconexión digital debe existir. Y deben tomarse medidas para proteger a los menores dentro del mundo online, como se hace en el mundo real. Quien crea que es normal que los menores puedan acceder a determinados contenidos es que no es consciente de la gravedad de la situación. Y como digo siempre, por supuesto, hay que educar, sí. Pero la educación y la regulación o las restricciones por edad no son incompatibles y se hacen en muchos otros ámbitos.

 

Concentraciones por una infancia y adolescencia libre de pantallas

FOTO STUDIOMEDIA19

Concentraciones por una infancia y adolescencia libre de pantallas: principales reivindicaciones.

 

Las reivindicaciones fundamentales de estas concentraciones, organizadas por el Movimiento OFF (por un desarrollo tecnológico esté al servicio de la humanidad y no al revés) son:

 

Restricción de acceso a los menores a redes sociales.

Establecimiento de una edad mínima legal para el acceso a los smartphones.

Desescalada digital en todos los ciclos escolares. Educar sobre lo digital, no generando dependencia digital.

Formación dirigida a profesionales, familias y alumnado sobre las implicaciones de la digitalización en la salud física, emocional y cognitiva de los menores.

Limitación del tiempo de pantallas conforme a las recomendaciones de entidades científicas como la Asociación Española de Pediatría.

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Los conflictos de profesores y alumnos en redes sociales

Los conflictos de profesores y alumnos en redes sociales

Dos de cada diez docentes tiene conflictos con los alumnos en redes. Los conflictos de profesores y alumnos en redes sociales son ya el segundo problema de convivencia en las escuelas. La primera causa de malestar docente en los centros son las agresiones verbales (insultos, amenazas, mofas y faltas de respeto) denunciadas por casi el 53% de los profesores. Todo esto se desprende de una encuesta del sindicato Central Sindical Independiente y de Funcionarios (CSIF) que se realizó a 5 millares de docentes.

 

¿Cómo hemos llegado a este punto?

 

Los profesores creen que esta situación se debe a la falta de reconocimiento de su autoridad por parte de alumnos y por parte de la sociedad y el escaso apoyo que reciben de las administraciones. Y es que quizás, en el pasado, lo que se daba era un autoritarismo por parte de los adultos en el que los menores debían limitarse a obedecer  y ahora, como en muchas otras cuestiones, nos hemos pasado de rosca, hemos pasado de un extremo a otro y no hemos sabido encontrar el equilibrio. Hoy no reconocen la autoridad porque nos da miedo ser firmes, decir no y poner límites a niños y adolescentes. Y eso no es culpa de los menores. Es responsabilidad de los adultos. De las familias en particular y de la sociedad en general.

 

Los conflictos de profesores y alumnos en redes sociales, ¿qué pasa en el mundo digital?

 

Las redes sociales son ese sitio donde la gente todavía no ha aprendido a comportarse. La redes sociales son ese sitio donde las personas consideran que tienen derecho a decir o comentar lo que nunca dirían cara a cara a otras personas. La redes sociales son ese sitio donde la gente ha normalizado toda violencia verbal; ese sitio donde nadie filtra lo que piensa y donde dicen lo que piensan sin escrúpulos.

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La redes sociales son como antaño era ese grupo pequeño e íntimo en el que uno hablaba sin filtros y que trataba de ser lo más discreto posible, que no se enterase nadie porque lo que decía no era para decir bondades. Las redes sociales son como esos grupos, pero sin discreción, sin disimulo, con la intención de hacer más daño… porque lo que antes se intentaba esconder, ahora se aplaude y se muestra sin disimulo. Es una pena que hayamos llegado a esto.

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En nuestro curso «Impacto de las redes sociales en la salud de los menores» nos adentramos de lleno en el mundo de las redes sociales y en cómo están afectando a los niños y adolescentes en muchísimos aspectos de la vida: en su salud, en la construcción de su personalidad, en su autoestima, en la forma en que ven y tratan a los demás, en su toma de decisiones, en la forma en que se comunican e, incluso, en su integridad física. Sabrás cómo los algoritmos funcionan para cambiar actitudes y, como consecuencia de ello, transforman las acciones que llevamos a cabo. Un curso indispensable para comprender y entender por qué las redes sociales no son para niños y por qué algunos países ya prohíben su uso a menores de 16 años.

Los conflictos de profesores y alumnos en redes sociales

Los pediatras dicen no a las pantallas en las aulas

Los pediatras dicen no a las pantallas en las aulas

Los pediatras dicen no a las pantallas en las aulas. Y el argumento es de cajón: la educación va antes que el manejo. Ocurre con todo. El cirujano aprende sobre cirugía antes de operar aunque luego siga aprendiendo cuando opera. El conductor aprende sobre conducción antes de coger el coche aunque luego aprenda también conduciendo. Es sencillo.

 

Los pediatras dicen no a las pantallas en las aulas… porque la competencia digital, primero, se aprende sin ordenador.

 

Pues lo que es obvio en otros asuntos, a mucha gente le sorprende esto de aprender sobre el mundo digital… ¡sin un dispositivo! O sea, lo de la cirujano les parece bien y, es más, quieren que el cirujano que les opere haya pasado antes por la facultad de Medicina; lo de la conducción también les parece bien y no quieren cruzarse con un tipo que no haya pasado por la autoescuela… pero lo de la competencia digital sin pantallas no lo entienden. Y quienes no lo entienden es porque son «ignorantes digitales».

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Porque ser competente «digitalmente» es hacer uso de la tecnología de forma saludable, responsable, segura y crítica. Dicen desde la Asociación Española de Pediatría que “La educación digital debe adaptarse a la etapa de desarrollo del alumnado. Iniciar ese aprendizaje sin pantallas permite sentar unas bases sólidas y saludables para una alfabetización digital crítica, sin exponer innecesariamente a niños pequeños a riesgos que aún no están preparados para gestionar”. Porque sí, se les está exponiendo, tanto en tiempos como en contenidos, a riesgos innecesarios. Que alguien nos explique el sentido de estudiar algo en una pantalla pudiendo hacerlo en un papel cuando la ciencia dice claramente que la memorización es más efectiva cuando se utiliza el papel.

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¿Y cómo va eso de la competencia digital sin dispositivos?

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Pues mira, sin ser yo experta informática, siéndolo únicamente en gestión de redes (y no del todo porque este mundo cambia constantemente), y teniendo en cuenta que las redes son sólo una gota más en el océano del mundo digital aunque la gente pase más tiempo allí que en cualquier otro sitio, te diría que para ser competente digital, habría que aprender algo de programación. Y la programación inicial se aprende con papel y lápiz.

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Se me ocurre que también pueden aprender cómo protegerse en entornos digitales. Porque oye, nos enseñan a conducir pero poco nos cuentan cómo se cambia una rueda del coche si se te pincha. Estaría bien que supiesen por qué las redes enganchan y que se les explicase algo sobre cómo funcionan los algoritmos, que les contasen algo sobre protección de datos… Vamos, unas cuantas cosillas. Porque para manejar un correo electrónico, conectarse a una plataforma donde tienen los libros digitales y tal… no va a requerir de mucho conocimiento. Pero de lo otro, que es importante, no tienen ni idea.

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Los pediatras dicen no a las pantallas en las aulas

Historia de las redes sociales

Historia de las redes sociales

Vamos con un poco de historia de las redes sociales. Se calcula que, de media, consumimos algo más de dos horas al día en redes. Sólo en redes. Luego hay gente que dice que no tiene tiempo de hacer ejercicio pero lo que realmente no hay son ganas. Hago este apunte con el fin de que le demos una vueltecilla a este asunto de las prioridades. Que me parece estupendo que quieras entretenerte un rato en redes pero no nos autoengañemos. Pasamos más tiempo del que queremos y del que debemos. Y además, no nos está haciendo ningún bien. Dicho esto, a modo de reflexión y autocrítica, vamos con un poco de historia de las redes sociales.

 

¿Qué son las Redes Sociales?

 

Las redes sociales son “comunidades virtuales”. Es decir, plataformas de Internet que agrupan a personas que se relacionan entre sí y comparten información e intereses comunes. Este es justamente su principal objetivo: entablar contactos con gente, ya sea para re encontrarse con antiguos vínculos o para generar nuevas amistades.

 

Historia de las redes sociales: primer antecedente.

 

El primer antecedente se remonta a 1995, cuando un ex estudiante universitario de los Estados Unidos creó una red social en Internet, a la que llamó classmates.com (compañeros de clase.com), precisamente para mantener el contacto con sus antiguos compañeros de estudio. Dos años más tarde, en 1997, aparece SixDegrees.com (seis grados.com) y ahí aparece el primer sitio de redes sociales, tal y como lo conocemos hoy, que permite crear perfiles de usuarios y listas de “amigos”.

Luego llegó Friendster en 2002, que introdujo el concepto de «amigos en común» y «redes de amigos». Friendster no logró mantener su popularidad inicial pero sentó las bases para las futuras redes sociales. En 2003, LinkedIn y MySpace entraron en escena. LinkedIn se centró en las conexiones profesionales, permitiendo a los usuarios crear perfiles profesionales y conectarse con otros compañeros. Y por otro lado, MySpace se convirtió en la plataforma favorita de los músicos, artistas y creativos, ofreciendo una plataforma para compartir música y arte.

 

Facebook, un hito en la evolución de las redes sociales.

 

El auge de Facebook en 2004 marcó un hito importante en la evolución de las redes sociales. Facebook se convirtió en la red social más popular del mundo y atrajo a millones de usuarios de todo el planeta con una interfaz fácil de usar. Antes de Facebook, las redes sociales se centraban principalmente en la conexión con amigos y conocidos. Sin embargo, Facebook cambió esto al permitir a los usuarios conectarse con personas de todo el mundo, compartir contenido y formar comunidades en línea. Facebook también introdujo una serie de innovaciones como la función «me gusta», que cambió la manera en la que los usuarios interactúan con el contenido.

 

Twitter, discusión y debate

 

En 2006, Twitter introdujo un enfoque completamente nuevo con su límite de 140 caracteres, fomentando la brevedad y la inmediatez. Pronto, se convirtió en una plataforma popular para las noticias y las conversaciones en tiempo real. Con su posterior límite de 280 caracteres, Twitter ha promovido la cultura de la brevedad e inmediatez y se ha convertido en la red para la discusión y los debates públicos.

 

Instagram, compartir momentos

 

El lanzamiento de Instagram en 2010 marcó otra etapa importante en la historia de las redes sociales. Enfocada en la fotografía y el video, Instagram ha promovido «compartir momentos». Con el tiempo, introdujo innovaciones como las historias de Instagram, que permiten a los usuarios compartir fotos y videos que desaparecen después de 24 horas.

 

TikTok, vídeos cortos y un algoritmo peligroso

 

TikTok, esa red social en la que insistimos constantemente, no es para que esté niños por mucho que lo parezca y por mucho que lo hayamos normalizado.  Es una red social de origen chino donde se comparten videos cortos y en formato vertical. Es propiedad de la empresa china ByteDance, una empresa que se gastó mil millones de dólares para comprar musical.ly, una plataforma para el público más joven. TikTok se fusionó con musical.ly en agosto de 2018, aprovechando la base de usuarios jóvenes de la plataforma digital de Estados Unidos, manteniendo el nombre de TikTok​ (excluyendo a China, que tiene Douyin). Curioso que una plataforma china tenga una app para el resto del mundo excepto para los ciudadanos de su país, ¿verdad?, ¿por qué será? (pregunta irónica).

 

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