La adicción a las redes sociales o la podredumbre cerebral

La adicción a las redes sociales o la podredumbre cerebral

La adicción a las redes sociales reduce la materia gris, disminuye la capacidad de atención, empeora la memoria y distorsiona procesos cognitivos. Y no lo digo yo, que también lo recalco una y otra vez porque son muchos los estudios que lo están diciendo desde hace tiempo. Lo corrobora también este metaanálisis reciente. Por si lo no sabes, un metaanálisis sintetiza la evidencia procedente de estudios disponibles sobre un tema. Y lo que viene a decir éste en concreto sobre el uso incontrolado de Internet y la adicción a las redes (esa que muchas familias creen normal), es que pudre el cerebro.

 

La adicción a las redes sociales y a internet provoca cambios en el cerebro, y eso afecta al comportamiento y a las capacidades de una persona.

 

Hablemos ahora de pudrir el cerebro. El término «podredumbre cerebral» ha ganado relevancia en los últimos años para referirse a la preocupación sobre el impacto del consumo excesivo de contenido de poca o baja calidad en redes sociales. De hecho, en 2024, este término, más bien expresión, fue elegida como palabra del año por Oxford. Según el Oxford English Dictionary, el término brain rot se define como “el supuesto deterioro del estado mental o intelectual de una persona como el resultado del consumo excesivo de contenido online que es considerado trivial o poco desafiante. Es decir, contenido basura, chorra, malo…

 

Y la verdad es que lo primero que se me viene a la cabeza son TikTok y Youtube, sinceramente.

 

Pienso en esos niños viendo vídeos de cómo otras personas juegan a algo; en esas niñas viendo bailes ridículos o «tutoriales» de cremas y maquillajes de mala calidad y que no necesitan… y es que es imposible que esas cosas no pudran el cerebro.

 

En los últimos años, la ciencia ha demostrado a través de numerosos estudios que este consumo excesivo de contenidos basura en internet está cambiando nuestros cerebros, la evidencia dice que las redes sociales están reduciendo la materia gris, disminuyendo la capacidad de atención, empobreciendo la memoria y distorsionando procesos cognitivos fundamentales. Esto es lo suficientemente importante como para que nos lo tomemos en serio y no permitamos que eso configure el cerebro de nuestros hijos. De las familias depende poner freno.

 

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Los móviles y la mala educación.

Los móviles y la mala educación.

Lo de los móviles y la mala educación alcanza cotas dantescas. Hace poco, en un restaurante, nos encontramos una mesa con unos diez adultos y seis chavales, de unos 13-14-15 años de edad. Todos esos chavales con un móvil en la mano, excepto uno. Se hablaban de vez en cuando mientras cada uno seguía con la mirada puesta en su móvil. El que no tenía, hablaba, iba mirando el móvil de el de al lado. Aquí ya vemos un ejemplo claro de lo de los móviles y la mala educación en grupo.

Cuando llegó la comida, tres de ellos dejaron el móvil. Dos siguieron con él. Uno lo posó al lado para seguir viendo la pantalla. Otro, el caso más dantesco que he visto, lo tenía en su mano izquierda. No lo soltó, literalmente, ni un minuto. Comía huevos fritos con patatas. Bueno, no comía, engullía. Porque claro, si uno no está a lo que está, pues eso.

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No todo es relativo, no todo vale, no todo depende. Hay cosas que, objetivamente, están bien y otras que están mal. Punto. 

 

Como no soltaba el móvil, los huevos se los comía enteros, sin partir, sin romper con un trozo de pan. Nada. Todo por no soltar el móvil. Cogía el huevo frito entero con el tenedor de la mano derecha y lo engullía. Hubo un momento en que bajó la cabeza y se metió la comida con la boca, directamente del plato. Sí, un chaval de metro ochenta. Insisto, todo por no soltar el móvil. Otro ejemplo claro de los de los móviles y la maña educación, además de ejemplo de un claro problema.

Terminó la comida y todos otra vez con el móvil. Un rato después salieron fuera del restaurante. Tenía yo pocas esperanzas de que fueran a hacer algo distinto. Efectivamente, salieron, se sentaron en un banco en fila y todos con el móvil excepto el que no lo tenía, que se sentó también y miraba un móvil ajeno y hablaba.

 

Y ahora es cuando me dicen eso de no puedes juzgar por haberlos visto un rato.

 

Claro que puedo juzgar y lo voy a hacer. Eso se llama mala educación. Estar con un grupo de personas y estar usando permanentemente o de forma continuada tu móvil es una falta de respeto. Punto. Y ni un solo adulto en esa mesa dijo ni mu. Y además, te digo otra cosa.

 

Cuando tú usas tus dispositivos en según qué circunstancias, das mucha información de cómo los usas. 

 

A ver si creemos a estas alturas que esos chavales, el resto del día, no tocan el móvil. Es muy probable que lo usen más de cinco horas al día y me atrevo a decir que el de los huevos fritos, pasará de las 7-8 horas diarias.

 

Así que empecemos a juzgar y empecemos a hacerle ver a la gente que, además de un problema, tenemos una falta de educación alucinante. 

 

Porque no te voy a juzgar si tu hijo tiene una rabieta en público y, por no tener numerito, tiras de pantallas para calmarle. Pero sí lo voy a hacer si tienes a tu hijo toda la comida, en un restaurante, con el móvil plantado sólo para que puedas comer tranquilo. Porque, como padre o madre, eres responsable. Igual que lo son esos padres del chaval del restaurante, que no hacen el amago en toda la comida de reprocharle/corregirle/hablarle/disuadirle…

 

Es negligente sabiendo lo que hoy sabemos.

 

Igual que es negligente darles un cigarro o un coche antes de los 18 años. Que lo podrán hacer cuando tú no estés delante. Pero coño, delante de ti, no. Con tu permiso, tu complacencia, no. Su cuidado es tu responsabilidad. Y si veo que no los cuidas, puedo juzgar. Me da igual si te he visto una hora o diez, o te conozco o no.

 

Recuerda, hay cosas que están bien y hay cosas que no. Y las cosas malas no se convierten en buenas aunque las haga la mayoría. 

 

Porque, insisto, una cosa es tirar de pantallas cuando estás en modo supervivencia. Porque tienes que entregar algo a tu jefe desde casa y el niño no te deja. Porque tienes que hacer la comida y la niña te lo impide. Porque estás exhausta después de todo el día cuidando de tu peque y necesitas 20 minutos para que te deje respirar. Y otra es tirar de pantallas en momentos distendidos, por comodidad, porque no te apetece poner límites. No es lo mismo, y lo sabes. Y lo de los móviles y la mala educación ha alcanzado cotas inimaginables.
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Prohibir el móvil mejora la convivencia: un año sin móvil en las aulas de Murcia.

Prohibir el móvil mejora la convivencia: un año sin móvil en las aulas de Murcia.

Murcia fue una de las primeras comunidades autónomas en prohibir el uso de móviles en las aulas. Fue así en enero de 2024, cuando esta medida comenzó a aplicarse. Justo, un año después, un informe de la Consejería de Educación y Formación Profesional, revela que se han reducido casi un 73% los casos de ciberacoso en el entorno escolar. También han disminuido un 23% las faltas muy graves relacionadas con agresiones, insultos, amenazas o actitudes desafiantes hacia el profesorado. Resumiendo, prohibir el móvil mejora la convivencia. Como es lógico.

 

Es lógico que prohibir el móvil mejore la convivencia. Si eliminas una herramienta para la que no están preparados, disminuyes los riesgos.

 

Y es que estas generaciones no estaban preparadas para esta bomba que les ha llegado. Primero, porque nadie les educó para ello, nadie les explicó todo lo que implica estar en Internet. Tampoco a nosotros, los adultos. Pero, y aquí va lo segundo y que nos diferencia de ellos: la propia vulnerabilidad de la etapa infantil y adolescente. No son tontos, son pequeños, son inocentes, son vulnerables. Porque tienen un cerebro en desarrollo que no les permite decidir lo conveniente en muchas circunstancias.

 

Un cerebro que muchas veces actúa desde el miedo, desde la impulsividad, desde la pura emoción.

 

Un cerebro que se queda pequeño frente a algo tan potente. Porque, si a tantos adultos les cuesta poner freno al mal uso que hacen (y no hablo solo del tiempo; hablo de lo que ven, dicen y hacen en internet), imagina a los menores. Porque si a esa ausencia de educación y a la vulnerabilidad propia de esa etapa, le sumas que esos menores están creciendo creyendo que es normal lo que pasa en Internet, la combinación es explosiva.

 

Por eso, es lógico que, desapareciendo la herramienta para la que no les han educado, para la que no están preparados y en la que están normalizando conductas no apropiadas.. los problemas y conflictos disminuyan. Por eso, prohibir el móvil mejora la convivencia. Es lógico.

 

Si quieres saber cuándo es el momento de entregar un móvil a un menor y cómo hacerlo, descubre nuestro curso DesConéctales.

El mito de los nativos digitales

El mito de los nativos digitales

Lo habrás escuchado cientos de veces. Un niño pasa rápidamente con su dedo sobre una pantalla y a todo le mundo le hace gracia ese desparpajo y esa rapidez con la que maneja el dispositivo. Pero tengo algo que decirte y es que ¡es una absoluta mentira! No es más que un mito al que las empresas tecnológicas han recurrido para justificar un uso temprano y abusivo de las pantallas. Un mito que creyeron millones de familias en todo el mundo y que les dio vía libre para dar móviles o tablets a bebés y a comprar móviles a niños de 10 años bajo el argumento de que lo necesitan y que, sino lo tienen, se quedan excluidos. No te creas nada de eso. El mito de los nativos digitales solo persigue mantener una dinámica en la que nos hemos metido en la que los menores están saliendo mal parados.

 

Y es que cualquier persona que quiera abrir una cuenta en Instagram o Tik tok, entrar en Twich o jugar a cualquier videojuego, sabrá hacerlo en cuestión de minutos.

 

Es cierto que existe una generación que conoce pronto y rápido un entorno que nosotros, los padres, no conocimos a esas edades. Eso nos puede hacer pensar, de forma equívoca, que tienen una capacidad innata para manejarse con la tecnología. Pero nada más lejos de la realidad. El mito de los nativos digitales es una de las grandes mentiras que nos cuentan y que nos han colado. Pero no nos engañemos más, la gran mayoría de los menores están en redes, juegan a videojuegos, mandan vídeos, ven series, películas… No están en Internet creando contenidos de valor sino consumiendo la mayor parte del tiempo.

 

Hacer todas esas cosas no les convierte en genios de la informática ni de la programación; esas apps están pensadas para un fácil manejo, para que consumas el mayor tiempo posible. Es su negocio.

 

La realidad es que los menores saben mucho de todo eso, de chatear, de redes, de vídeos pero luego tienen dificultades para utilizar programas de ofimática, configurar un programa, añadir memoria al ordenador, configurar los dispositivos…. Vamos, que no, que no han nacido preparados especialmente para saber más que nosotros. Para los niños y los adolescentes, todas estas herramientas que hoy consumen se hacen sin esfuerzo ni competencias especiales. Y para nosotros, igual, no es complicado en ningún caso. En todo caso, ellos se familiarizan antes, lo cual no les convierte en especiales. 

 

Los seres humanos actuales tenemos un cerebro igual que los de hace miles de años. Biológicamente no hemos cambiado.

 

De hecho, este uso de las pantallas en menores está disminuyendo el cociente intelectual de toda una generación. Que no os engañen hoy en día con el discurso de que nuestros hijos son nativos digitales. Vemos como algo normal que bebés estén delante de una pantalla a diario. Vemos normal que niños de seis, siete u once años pasen un sinfín de horas conectados a una pantalla, tiempo equivalente en muchos casos al tiempo que pasan en la escuela. Vemos como algo normal que duerman con los móviles y no sean capaces de dejarlos en casa para nada, creando ansiedad a quien no lo lleva encima. Pero tienes que saber que los niños de hoy (y los de mañana) no son nativos digitales. Que no es más que un mito que conviene mantener para seguir justificando un uso indebido y abusivo de los dispositivos. 

 

El nativo digital no existe. El verdadero sabio (que no nativo) digital es aquel que usa la tecnología con un objetivo concreto, que mantiene su autonomía y creatividad y que usa la los dispositivos cuando está preparado para ello (y no antes), cuando ofrece alguna oportunidad y no para matar el tiempo, no para evadir el aburrimiento. El sabio digital es aquel que controla la tecnología y no se deja dominar por ella. Olvídate del mito de los nativos digitales.

 

Todo sobre el mito de los nativos digitales, cómo hacer un buen uso de las pantallas en casa, cuándo entregar un móvil a un menor, el negocio de las tecnológicas, cómo saber si tenemos (o nuestros hijos tienen) un problema de adicción… lo tienes en nuestro curso DesConéctales. Tres horas de formación en vídeo alta calidad, para hacer a tu ritmo, con autoevaluaciones voluntarias en cada tema y ebook. 

Invisible, la serie que debes ver con tus hijos mayores de 12 años

Invisible, la serie que debes ver con tus hijos mayores de 12 años

Apenas veo series ni televisión. De hecho, no encendemos la tv entre semana. Pero, por algún motivo, la serie Invisible llamó mi atención. Decidí verla y lo hice con mis hijos mayores, de 14 y 12 años. El tercero, que tiene 10 años, quiso unirse al plan, como es lógico, pero a los 5 minutos decidió que no, que no era para él. Comento esto porque una de las preguntas que más me ha hecho la gente en redes sociales es si a otras edades se puede ver. Y la respuesta es «depende» pero diría que antes de los 11 años no. En cualquier caso, insisto, Invisible es una serie que debes ver con tus hijos mayores de 12 años por varios motivos:

 

    • Porque cuenta algo que nos concierne a todos y que es un problema real: el acoso escolar.
    • Porque consigue sumergirte en las emociones que acompañan a este problema: la ansiedad, la angustia, el dolor, la impotencia… Todo esto está muy bien reflejado y te acerca a todos esos sentimientos de manera muy real, en la que eres capaz de ponerte en la piel de la víctima.
    • Porque la historia te sitúa en el problema ahora y en el futuro. Las secuelas del bullying pueden verse mientras sucede, en el caso de los menores, pero también en el caso de dos personajes adultos que lo vivieron en el pasado. Y eso te ayuda a comprender que el bullying deja una herida para siempre.
    • Porque refleja muy bien cómo el miedo nos puede hacer cambiar de bando y no estar donde deberíamos estar ni al lado de quien deberíamos estar. Te muestra cómo, por miedo, podemos convertirnos en parte de una masa que no hace nada.

 

Y es que el bullying se sostiene porque hay personas que le ríen la gracia al acosador o, porque simplemente, no hacen nada y miran para otro lado.

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Invisible es la serie que tienes que ver con tus hijos mayores de 12 años porque te enseña que los malos, los villanos, pueden haber sido o son víctimas también. Y deja otra enseñanza: la violencia, en la forma que sea, solo trae más violencia. Además, recalca y trata sobre la necesidad que tiene el ser humano de de ser visto.

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Es una serie dura, incómoda pero necesaria.

 

Y sí, los móviles también aparecen en escena. No podía ser de otra forma. Y lo hace en varias escenas. Porque hoy el acoso no se limita al centro escolar. Es también otras muchas cosas, es el whatsapp metiéndote con la persona, es el gif de mofa del compañero, es que graben la agresión y es también que recibas el vídeo y lo reenvíes, o te calles y no lo denuncies. Porque con el móvil, esta generación está cometiendo muchos delitos de los que ni siquiera son del todo conscientes porque han normalizado que tener móvil y redes es aceptar todo eso. Y de todo eso, ya lo sabes, hablamos en el curso DesConéctales.