Sin móvil hasta los 16 años: el pacto de familias en un colegio de Córdoba.

Sin móvil hasta los 16 años: el pacto de familias en un colegio de Córdoba.

Sin móvil hasta los 16 años. Ése es el pacto al que han llegado las familias de un colegio de Córdoba. Parece lógico que surjan iniciativas en este sentido cuando, como en el artículo anterior comentábamos, la mayoría de menores tienen móvil a los 12 años y la mitad de los padres se arrepiente de esa decisión.

Tiene sentido porque, de lo anterior, se desprende que la presión del entorno es un factor muy relevante a la hora de decidir dar el móvil a los menores. Aunque los padres no estén de acuerdo, lo hacen por presión social. Cierto es, y todo hay que decirlo, que la excusa de la presión social resulta perfecta para no hacernos responsables de la incomodidad que supone decir no a nuestros hijos. Hay una mezcla de cosas. Y el ser humano tiende a la comodidad aunque ésta acabe enfermándole.

 

Un pacto entre familias para eludir la presión social.

«Si los demás no tienen móvil, mi hijo no lo pedirá», pensamos. Y es cierto. Explica Manuel Ríos, portavoz de la Asociación de Familiares del Alumnado del colegio público López Diéguez de Córdoba, que era algo “muy difícil de afrontar en solitario”. Y es cierto, ir a contracorriente es difícil. Y más, si cuando ir a contracorriente afecta a los niños. Ojo, que creo que también es una gran enseñanza esa de no hacer lo que hace la mayoría cuando sabemos que esa mayoría no lo está haciendo bien o está desorientada.

 

Sin móvil hasta los 16 años, una iniciativa pionera.

Si bien es cierto que han surgido iniciativas de familias para retrasar la entrega del móvil, en algunos casos hablamos de retrasarlo hasta los 13 años y no entregarlo en el momento en que los alumnos pasasen a Primero de la ESO. Desde el colegio López Diéguez quieren que esta iniciativa se extienda a otros colegios de la capital cordobesa y, como dice Manuel Ríos, «entendiendo que solo desde la prevención conseguiremos que el alumnado sin móvil no sea una rara avis».

Y es que, en opinión de este padre, «decimos que nuestros hijos son la generación de cristal pero, en realidad, los hemos dejado muy solos en el mundo online». Y no le falta razón. De hecho, tiene toda la razón del mundo. Les queremos dar todo y les abandonamos en el entorno digital con una tranquilidad pasmosa.

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El mito de los nativos digitales

El mito de los nativos digitales

Lo habrás escuchado cientos de veces. Un niño pasa rápidamente con su dedo sobre una pantalla y a todo le mundo le hace gracia ese desparpajo y esa rapidez con la que maneja el dispositivo. Pero tengo algo que decirte y es que ¡es una absoluta mentira! No es más que un mito al que las empresas tecnológicas han recurrido para justificar un uso temprano y abusivo de las pantallas. Un mito que creyeron millones de familias en todo el mundo y que les dio vía libre para dar móviles o tablets a bebés y a comprar móviles a niños de 10 años bajo el argumento de que lo necesitan y que, sino lo tienen, se quedan excluidos. No te creas nada de eso. El mito de los nativos digitales solo persigue mantener una dinámica en la que nos hemos metido en la que los menores están saliendo mal parados.

 

Y es que cualquier persona que quiera abrir una cuenta en Instagram o Tik tok, entrar en Twich o jugar a cualquier videojuego, sabrá hacerlo en cuestión de minutos.

 

Es cierto que existe una generación que conoce pronto y rápido un entorno que nosotros, los padres, no conocimos a esas edades. Eso nos puede hacer pensar, de forma equívoca, que tienen una capacidad innata para manejarse con la tecnología. Pero nada más lejos de la realidad. El mito de los nativos digitales es una de las grandes mentiras que nos cuentan y que nos han colado. Pero no nos engañemos más, la gran mayoría de los menores están en redes, juegan a videojuegos, mandan vídeos, ven series, películas… No están en Internet creando contenidos de valor sino consumiendo la mayor parte del tiempo.

 

Hacer todas esas cosas no les convierte en genios de la informática ni de la programación; esas apps están pensadas para un fácil manejo, para que consumas el mayor tiempo posible. Es su negocio.

 

La realidad es que los menores saben mucho de todo eso, de chatear, de redes, de vídeos pero luego tienen dificultades para utilizar programas de ofimática, configurar un programa, añadir memoria al ordenador, configurar los dispositivos…. Vamos, que no, que no han nacido preparados especialmente para saber más que nosotros. Para los niños y los adolescentes, todas estas herramientas que hoy consumen se hacen sin esfuerzo ni competencias especiales. Y para nosotros, igual, no es complicado en ningún caso. En todo caso, ellos se familiarizan antes, lo cual no les convierte en especiales. 

 

Los seres humanos actuales tenemos un cerebro igual que los de hace miles de años. Biológicamente no hemos cambiado.

 

De hecho, este uso de las pantallas en menores está disminuyendo el cociente intelectual de toda una generación. Que no os engañen hoy en día con el discurso de que nuestros hijos son nativos digitales. Vemos como algo normal que bebés estén delante de una pantalla a diario. Vemos normal que niños de seis, siete u once años pasen un sinfín de horas conectados a una pantalla, tiempo equivalente en muchos casos al tiempo que pasan en la escuela. Vemos como algo normal que duerman con los móviles y no sean capaces de dejarlos en casa para nada, creando ansiedad a quien no lo lleva encima. Pero tienes que saber que los niños de hoy (y los de mañana) no son nativos digitales. Que no es más que un mito que conviene mantener para seguir justificando un uso indebido y abusivo de los dispositivos. 

 

El nativo digital no existe. El verdadero sabio (que no nativo) digital es aquel que usa la tecnología con un objetivo concreto, que mantiene su autonomía y creatividad y que usa la los dispositivos cuando está preparado para ello (y no antes), cuando ofrece alguna oportunidad y no para matar el tiempo, no para evadir el aburrimiento. El sabio digital es aquel que controla la tecnología y no se deja dominar por ella. Olvídate del mito de los nativos digitales.

 

Todo sobre el mito de los nativos digitales, cómo hacer un buen uso de las pantallas en casa, cuándo entregar un móvil a un menor, el negocio de las tecnológicas, cómo saber si tenemos (o nuestros hijos tienen) un problema de adicción… lo tienes en nuestro curso DesConéctales. Tres horas de formación en vídeo alta calidad, para hacer a tu ritmo, con autoevaluaciones voluntarias en cada tema y ebook. 

Desconectar de las pantallas en Navidad

Desconectar de las pantallas en Navidad

El uso actual de pantallas es objetivamente abusivo entre menores. En España, uno de cada tres menores de entre 11 y 17 años hace un uso problemático de Internet y de las redes, cuyos síntomas son los mismos que lo que de cualquier adicción (pérdida de control y dependencia). De nosotros, los adultos de referencia, depende, en gran medida, la relación que nuestros hijos tengan con las pantallas… y los recuerdos que de estas fechas se lleven a su memoria. Desconectar de las pantallas en Navidad es algo a lo que debemos aspirar.

 

Párate y piensa qué es aquello que recuerdas de la Navidad cuando eras niño.

Nada de lo que recordarán nuestros hijos en unos años está hoy dentro de un móvil o tablet.

 

Si tiramos con frecuencia de pantallas en estas fechas, mal asunto. Porque probablemente sea la época en que más planes se organicen en todas partes y porque, casi con total seguridad, sean las fechas con más reuniones familiares que tengamos.

Te dejo algunas recomendaciones para una Navidad sin pantallas, para que conectes con tus hijos y con las personas que tienes cerca y que de verdad son lo importante siempre:

  1. Usa el botón off: nos hemos acostumbrado a estar conectados constantemente olvidando que antes existía el botón off, ese que apagaba totalmente aquellos que habías encendido. Dale al botón off sin miedo en las reuniones familiares.
  2. Entérate de los numerosos planes que hay que esta época y pasea por tu ciudad o pueblo. Apúntate con tus hijos a todo aquello que pueda ser entretenido.
  3. ¡Sigue moviéndote o hazlo si no lo haces habitualmente!: vuelve a subirte a unos patines o a la bici, aprovecha todos esos días festivos en los que no tengas compromisos familiares para salir a la naturaleza y moverte… Bien sabrás que el deporte, la naturaleza… nos aleja de las pantallas y mejora nuestro estado de ánimo.
  4. Juega mucho: seguro que recordarás con cariño las partidas que jugabas por estas fechas con tus primos, abuelos, tíos… de bingo, parchís o cualquier otro juego de mesa. Pues ya sabes: el juego con tus hijos es una forma de conectar como no hay otra igual.

 

Lo que recuerden nuestros hijos no está en TikTok, ni en un videojuego ni en Instagram.

 

Los recuerdos, aquello que perdura en la mente, son aquellos que tienen que ver con cosas que no sólo ves como un espectador pasivo. Tienen que ver con aquellas cosas que vives, en primera persona, las que van a asociadas a emociones y sensaciones. Y eso, insisto, queda ahí porque lo vives tú.  Así que decide cuáles quieres que sean los recuerdos de tus hijos.

Murcia, la primera comunidad que da marcha atrás al uso de pantallas en las aulas

Murcia, la primera comunidad que da marcha atrás al uso de pantallas en las aulas

Alguien tenía que ser el primero en nuestro país. Hablamos del primer gobierno autonómico que toma la decisión de sacar las pantallas de las aulas en Primaria salvo que la tecnología aporte algún valor añadido. Y es que ahí está la clave del asunto. Porque la “digitalización” que tanto nos vendían como un gran paso en la educación… es un fiasco y no ha aporta valor añadido alguno.

Un fiasco que solo ha sumado más rapidez para algunas labores de los docentes y poco más. Lo cual no es que no sea importante pero en quien hay que pensar cuando se enseña es en el alumnado. En su aprendizaje. Por encima de todo. Si con las pantallas no aprenden ni más ni mejor, y además empeoran otras habilidades como la concentración, la memorización o la escritura, blanco y en botella. No hay discusión posible.

Ya otros países han dado el paso y, en España, también algunos colegios se han dado cuenta de que esta mal llamada digitalización que pasa por meter los contenidos en tablets y chromebooks, y en hacer ejercicios interactivos, no sirve y sólo ha empeorado resultados. Y porque ya somos muchas familias las que hemos visto que esto no funciona y, por ello, nos hemos opuesto en nuestros centros a seguir por el mismo camino.

Seguir adelante y seguir defendiendo esta digitalización solo puede responder a intereses económicos que, a estas alturas, sabemos que los hay.

La soledad de los jóvenes, esa es la epidemia

La soledad de los jóvenes, esa es la epidemia

No bastaba con que algunos estudios ya nos dijeran que aquellos que más usan las nuevas tecnologías y redes sociales son los que más aislados se sienten. Resulta que nos lo dijeron ellos mismos hace un par de años, en el estudio más amplio que se ha hecho en España sobre menores y el impacto de la tecnología elaborado por Unicef, donde casi el 50% respondían que estaban en Internet y redes para no sentirse solos. Esto es grave. Porque no están ahí porque les parezca entretenido y, sí, haya un componente adictivo en muchas aplicaciones. Están ahí porque no saben qué hacer si no están ahí. Porque están solos.

Ahora, un reciente estudio elaborado por la Fundación ONCE junto a Ayuda en Acción, nos cuenta que uno de cada cuatro jóvenes de 16 a 29 años declara sentirse solos. Resulta que la calidad de las relaciones es un factor relevante para explicar la soledad juvenil. ¡Vaya! No se podía intuir que relacionarse y comunicarse fundamentalmente a través de pantallas iba a tener semejante consecuencia (ironía modo on). Pues oye, lógico.

Gran parte de los jóvenes consideran que tener demasiadas relaciones online con otras personas es un factor que influye considerablemente en la soledad no deseada, así como estar demasiadas veces pendiente de las redes sociales. Vamos, ellos lo saben, no son tontos. Pero están perdidos, en un mundo cada vez más conectado online y más desconectado del entorno cercano, de las personas que nos rodean… Un mundo cada vez más alejado del sentido común y de escuchar y atender a nuestro cuerpo.

La realidad es que, aunque las redes e Internet no sean en este estudio la causa que determine el aislamiento, sí nos dice algo muy claro: las redes e Internet han contribuido a perder la presencialidad que resulta necesaria para no sentirse solos. Y es que la realidad es la que es. Una pantalla nunca sustituirá a una conversación cara a cara, nunca se podrá sentir a través de ellas un abrazo, ni una caricia, ni siquiera se intuye una mirada.