por Carmen Osorio Suarez | Abr 10, 2025 | Blog
La serie Adolescencia daría para un texto interminable. Pero trataré de ir al grano en este artículo. Lo primero, es una bofetada en toda regla y trae mensajes muy potentes. Adolescencia es la serie con una verdad muy incómoda de sostener. Para mí, sin duda, el motivo por el que tanto se habla de ella es porque nos ha removido de una forma muy feroz. Y lo ha hecho porque, como sociedad, nos deja mal. Cuando alguien habla de los chavales y jóvenes de hoy de forma despectiva, me pregunto si esos adultos son conscientes de que esos jóvenes están aprendiendo, curiosamente, de los adultos. De manera que esos jóvenes son un reflejo de lo que ven. Y lo que ven es una sociedad muy desconectada de su naturaleza humana, de esa que nos pide a gritos hacer tribu. Y lo que ven hoy esos chavales y niños hoy es una sociedad hiperconectada al mundo digital. Ellos, fundamentalmente.
Adolescencia, la serie con una verdad muy incómoda de sostener.
Resulta que hemos sido los adultos los que les hemos dejado entrar en ese mundo. Y ahí están desprotegidos. Al principio, no les hemos protegido o no les hemos sabido proteger quizás por ignorancia. Porque esto ha avanzado muy rápido. Cualquiera que entrara en una red social hace 15 ó 10 años bien sabe que aquello no se parece a lo de ahora. Pero ya no basta escudarse en que no lo sabíamos. Hace ya 4 ó 5 años que lo evidente nos ha saltado a la cara. Y por eso Adolescencia es la serie con una verdad muy incómoda de sostener: no estamos haciendo nada o estamos haciendo poco. Ahora ya no por ignorancia sino por comodidad o por no enfrentarnos a la incomodidad que supone decir no a lo que hace la gran mayoría.
Y por eso Adolescencia nos duele. Porque ese padre no lo hizo mal. Sencillamente, no hizo lo suficiente. Y eso basta para que todo lo bueno que tú quieras para tu hijo, desaparezca. Porque tú no estás. Y como no estás, están todos aquellos del mundo online. Se nos ha escapado un mundo en el que los menores están pasando, en muchos casos, más tiempo que en sus propios colegios o con sus padres. Un mundo, insisto, al que les hemos dado acceso los adultos. Sin medir las consecuencias.
Un resumen de Adolescencia en una frase de su guionista
«Unos padres que no lo vieron, un sistema escolar que lo decepcionó y las ideas que consumió. Esta es una familia normal y este es un mundo normal. Es realmente preocupante pensar en lo que es posible ahora mismo». La frase del guionista Jacke Thorne es un buen resumen de lo que ocurre. Padres ausentes o desconectados, que no necesariamente lo hacen mal, sino que no están (o física o mentalmente); un sistema escolar que no da abasto; y, cómo no, una hiperconexión digital que apaga las conexiones humanas cercanas y que configura a unas mentes vulnerables que, a falta de conexiones de verdad, acaban por conectarse a ese mundo online plagado de mensajes donde priman la polarización, la sexualización…
“Estaba en su habitación, pensábamos que estaba seguro”
Tu hijo no está seguro en su habitación si en esa habitación tiene las puertas abiertas a cualquier cosa. Tu hijo no está seguro solo por el hecho de convivir en el mismo espacio, podéis ser unos desconocidos. No tengas miedo a esperar ni a limitar… ni dejadez para acompañar y vigilar. No haytarea más importante en este momento que esta. No la hay. El mundo en el que están entrando puede echar por tierra cualquier cosa buena que quieras para tus hijos. Hoy, donde más inseguros están y lo que más daño les está haciendo es estar delante de una pantalla. Las consecuencias ya las están pagando.
…………………
Si sientes que las pantallas han tomado el control de tu casa o quieres evitar que eso suceda, Desconéctales es el curso con el que vas a despertar y a coger las riendas. Porque la salud de las familias pasa inevitablemente por un uso adecuado de una tecnología que ha invadido todos los espacios. Tres horas de formación en vídeo alta calidad, para hacer a tu ritmo, con autoevaluaciones voluntarias en cada tema y ebook.
También puedes hacer, por solo 21,90 euros, nuestros cursos esenciales. Tienes 9 cursos para elegir en función de la temática que más se acerque a las necesidades reales de tu familia.

por Carmen Osorio Suarez | Feb 3, 2025 | Blog
La adicción a las redes sociales reduce la materia gris, disminuye la capacidad de atención, empeora la memoria y distorsiona procesos cognitivos. Y no lo digo yo, que también lo recalco una y otra vez porque son muchos los estudios que lo están diciendo desde hace tiempo. Lo corrobora también este metaanálisis reciente. Por si lo no sabes, un metaanálisis sintetiza la evidencia procedente de estudios disponibles sobre un tema. Y lo que viene a decir éste en concreto sobre el uso incontrolado de Internet y la adicción a las redes (esa que muchas familias creen normal), es que pudre el cerebro.
La adicción a las redes sociales y a internet provoca cambios en el cerebro, y eso afecta al comportamiento y a las capacidades de una persona.
Hablemos ahora de pudrir el cerebro. El término «podredumbre cerebral» ha ganado relevancia en los últimos años para referirse a la preocupación sobre el impacto del consumo excesivo de contenido de poca o baja calidad en redes sociales. De hecho, en 2024, este término, más bien expresión, fue elegida como palabra del año por Oxford. Según el Oxford English Dictionary, el término brain rot se define como “el supuesto deterioro del estado mental o intelectual de una persona como el resultado del consumo excesivo de contenido online que es considerado trivial o poco desafiante. Es decir, contenido basura, chorra, malo…
Y la verdad es que lo primero que se me viene a la cabeza son TikTok y Youtube, sinceramente.
Pienso en esos niños viendo vídeos de cómo otras personas juegan a algo; en esas niñas viendo bailes ridículos o «tutoriales» de cremas y maquillajes de mala calidad y que no necesitan… y es que es imposible que esas cosas no pudran el cerebro.
En los últimos años, la ciencia ha demostrado a través de numerosos estudios que este consumo excesivo de contenidos basura en internet está cambiando nuestros cerebros, la evidencia dice que las redes sociales están reduciendo la materia gris, disminuyendo la capacidad de atención, empobreciendo la memoria y distorsionando procesos cognitivos fundamentales. Esto es lo suficientemente importante como para que nos lo tomemos en serio y no permitamos que eso configure el cerebro de nuestros hijos. De las familias depende poner freno.
Si sientes que las pantallas han tomado el control de tu casa o quieres evitar que eso suceda, Desconéctales es el curso que te va ayudar a tomar conciencia de los retos y problemas a los que nos enfrentamos, ayudándote en la tarea de una buena relación con las pantallas en el hogar. Porque la salud de las familias pasa inevitablemente por un uso adecuado de una tecnología que ha invadido todos los espacios. Tres horas de formación en vídeo alta calidad, para hacer a tu ritmo, con autoevaluaciones voluntarias en cada tema y ebook.
por Carmen Osorio Suarez | Ene 28, 2025 | Blog
Lo de los móviles y la mala educación alcanza cotas dantescas. Hace poco, en un restaurante, nos encontramos una mesa con unos diez adultos y seis chavales, de unos 13-14-15 años de edad. Todos esos chavales con un móvil en la mano, excepto uno. Se hablaban de vez en cuando mientras cada uno seguía con la mirada puesta en su móvil. El que no tenía, hablaba, iba mirando el móvil de el de al lado. Aquí ya vemos un ejemplo claro de lo de los móviles y la mala educación en grupo.
Cuando llegó la comida, tres de ellos dejaron el móvil. Dos siguieron con él. Uno lo posó al lado para seguir viendo la pantalla. Otro, el caso más dantesco que he visto, lo tenía en su mano izquierda. No lo soltó, literalmente, ni un minuto. Comía huevos fritos con patatas. Bueno, no comía, engullía. Porque claro, si uno no está a lo que está, pues eso.
.
No todo es relativo, no todo vale, no todo depende. Hay cosas que, objetivamente, están bien y otras que están mal. Punto.
Como no soltaba el móvil, los huevos se los comía enteros, sin partir, sin romper con un trozo de pan. Nada. Todo por no soltar el móvil. Cogía el huevo frito entero con el tenedor de la mano derecha y lo engullía. Hubo un momento en que bajó la cabeza y se metió la comida con la boca, directamente del plato. Sí, un chaval de metro ochenta. Insisto, todo por no soltar el móvil. Otro ejemplo claro de los de los móviles y la maña educación, además de ejemplo de un claro problema.
Terminó la comida y todos otra vez con el móvil. Un rato después salieron fuera del restaurante. Tenía yo pocas esperanzas de que fueran a hacer algo distinto. Efectivamente, salieron, se sentaron en un banco en fila y todos con el móvil excepto el que no lo tenía, que se sentó también y miraba un móvil ajeno y hablaba.
Y ahora es cuando me dicen eso de no puedes juzgar por haberlos visto un rato.
Claro que puedo juzgar y lo voy a hacer. Eso se llama mala educación. Estar con un grupo de personas y estar usando permanentemente o de forma continuada tu móvil es una falta de respeto. Punto. Y ni un solo adulto en esa mesa dijo ni mu. Y además, te digo otra cosa.
Cuando tú usas tus dispositivos en según qué circunstancias, das mucha información de cómo los usas.
A ver si creemos a estas alturas que esos chavales, el resto del día, no tocan el móvil. Es muy probable que lo usen más de cinco horas al día y me atrevo a decir que el de los huevos fritos, pasará de las 7-8 horas diarias.
Así que empecemos a juzgar y empecemos a hacerle ver a la gente que, además de un problema, tenemos una falta de educación alucinante.
Porque no te voy a juzgar si tu hijo tiene una rabieta en público y, por no tener numerito, tiras de pantallas para calmarle. Pero sí lo voy a hacer si tienes a tu hijo toda la comida, en un restaurante, con el móvil plantado sólo para que puedas comer tranquilo. Porque, como padre o madre, eres responsable. Igual que lo son esos padres del chaval del restaurante, que no hacen el amago en toda la comida de reprocharle/corregirle/hablarle/disuadirle…
Es negligente sabiendo lo que hoy sabemos.
Igual que es negligente darles un cigarro o un coche antes de los 18 años. Que lo podrán hacer cuando tú no estés delante. Pero coño, delante de ti, no. Con tu permiso, tu complacencia, no. Su cuidado es tu responsabilidad. Y si veo que no los cuidas, puedo juzgar. Me da igual si te he visto una hora o diez, o te conozco o no.
Recuerda, hay cosas que están bien y hay cosas que no. Y las cosas malas no se convierten en buenas aunque las haga la mayoría.
Porque, insisto, una cosa es tirar de pantallas cuando estás en modo supervivencia. Porque tienes que entregar algo a tu jefe desde casa y el niño no te deja. Porque tienes que hacer la comida y la niña te lo impide. Porque estás exhausta después de todo el día cuidando de tu peque y necesitas 20 minutos para que te deje respirar. Y otra es tirar de pantallas en momentos distendidos, por comodidad, porque no te apetece poner límites. No es lo mismo, y lo sabes. Y lo de los móviles y la mala educación ha alcanzado cotas inimaginables.
………
Si sientes que las pantallas han tomado el control de tu casa o quieres evitar que eso suceda, Desconéctales es el curso con el que vas a despertar y a coger las riendas. Porque la salud de las familias pasa inevitablemente por un uso adecuado de una tecnología que ha invadido todos los espacios. Tres horas de formación en vídeo alta calidad, para hacer a tu ritmo, con autoevaluaciones voluntarias en cada tema y ebook.
por Carmen Osorio Suarez | Ene 10, 2025 | Blog
Apenas veo series ni televisión. De hecho, no encendemos la tv entre semana. Pero, por algún motivo, la serie Invisible llamó mi atención. Decidí verla y lo hice con mis hijos mayores, de 14 y 12 años. El tercero, que tiene 10 años, quiso unirse al plan, como es lógico, pero a los 5 minutos decidió que no, que no era para él. Comento esto porque una de las preguntas que más me ha hecho la gente en redes sociales es si a otras edades se puede ver. Y la respuesta es «depende» pero diría que antes de los 11 años no. En cualquier caso, insisto, Invisible es una serie que debes ver con tus hijos mayores de 12 años por varios motivos:
-
- Porque cuenta algo que nos concierne a todos y que es un problema real: el acoso escolar.
-
- Porque consigue sumergirte en las emociones que acompañan a este problema: la ansiedad, la angustia, el dolor, la impotencia… Todo esto está muy bien reflejado y te acerca a todos esos sentimientos de manera muy real, en la que eres capaz de ponerte en la piel de la víctima.
-
- Porque la historia te sitúa en el problema ahora y en el futuro. Las secuelas del bullying pueden verse mientras sucede, en el caso de los menores, pero también en el caso de dos personajes adultos que lo vivieron en el pasado. Y eso te ayuda a comprender que el bullying deja una herida para siempre.
-
- Porque refleja muy bien cómo el miedo nos puede hacer cambiar de bando y no estar donde deberíamos estar ni al lado de quien deberíamos estar. Te muestra cómo, por miedo, podemos convertirnos en parte de una masa que no hace nada.
Y es que el bullying se sostiene porque hay personas que le ríen la gracia al acosador o, porque simplemente, no hacen nada y miran para otro lado.
.
Invisible es la serie que tienes que ver con tus hijos mayores de 12 años porque te enseña que los malos, los villanos, pueden haber sido o son víctimas también. Y deja otra enseñanza: la violencia, en la forma que sea, solo trae más violencia. Además, recalca y trata sobre la necesidad que tiene el ser humano de de ser visto.
.
Es una serie dura, incómoda pero necesaria.
Y sí, los móviles también aparecen en escena. No podía ser de otra forma. Y lo hace en varias escenas. Porque hoy el acoso no se limita al centro escolar. Es también otras muchas cosas, es el whatsapp metiéndote con la persona, es el gif de mofa del compañero, es que graben la agresión y es también que recibas el vídeo y lo reenvíes, o te calles y no lo denuncies. Porque con el móvil, esta generación está cometiendo muchos delitos de los que ni siquiera son del todo conscientes porque han normalizado que tener móvil y redes es aceptar todo eso. Y de todo eso, ya lo sabes, hablamos en el curso DesConéctales.
por Carmen Osorio Suarez | May 16, 2024 | Blog
No bastaba con que algunos estudios ya nos dijeran que aquellos que más usan las nuevas tecnologías y redes sociales son los que más aislados se sienten. Resulta que nos lo dijeron ellos mismos hace un par de años, en el estudio más amplio que se ha hecho en España sobre menores y el impacto de la tecnología elaborado por Unicef, donde casi el 50% respondían que estaban en Internet y redes para no sentirse solos. Esto es grave. Porque no están ahí porque les parezca entretenido y, sí, haya un componente adictivo en muchas aplicaciones. Están ahí porque no saben qué hacer si no están ahí. Porque están solos.
Ahora, un reciente estudio elaborado por la Fundación ONCE junto a Ayuda en Acción, nos cuenta que uno de cada cuatro jóvenes de 16 a 29 años declara sentirse solos. Resulta que la calidad de las relaciones es un factor relevante para explicar la soledad juvenil. ¡Vaya! No se podía intuir que relacionarse y comunicarse fundamentalmente a través de pantallas iba a tener semejante consecuencia (ironía modo on). Pues oye, lógico.
Gran parte de los jóvenes consideran que tener demasiadas relaciones online con otras personas es un factor que influye considerablemente en la soledad no deseada, así como estar demasiadas veces pendiente de las redes sociales. Vamos, ellos lo saben, no son tontos. Pero están perdidos, en un mundo cada vez más conectado online y más desconectado del entorno cercano, de las personas que nos rodean… Un mundo cada vez más alejado del sentido común y de escuchar y atender a nuestro cuerpo.
La realidad es que, aunque las redes e Internet no sean en este estudio la causa que determine el aislamiento, sí nos dice algo muy claro: las redes e Internet han contribuido a perder la presencialidad que resulta necesaria para no sentirse solos. Y es que la realidad es la que es. Una pantalla nunca sustituirá a una conversación cara a cara, nunca se podrá sentir a través de ellas un abrazo, ni una caricia, ni siquiera se intuye una mirada.