Adolescencia, la serie con una verdad muy incómoda de sostener

Adolescencia, la serie con una verdad muy incómoda de sostener

La serie Adolescencia daría para un texto interminable. Pero trataré de ir al grano en este artículo. Lo primero, es una bofetada en toda regla y trae mensajes muy potentes. Adolescencia es la serie con una verdad muy incómoda de sostener. Para mí, sin duda, el motivo por el que tanto se habla de ella es porque nos ha removido de una forma muy feroz. Y lo ha hecho porque, como sociedad, nos deja mal. Cuando alguien habla de los chavales y jóvenes de hoy de forma despectiva, me pregunto si esos adultos son conscientes de que esos jóvenes están aprendiendo, curiosamente, de los adultos. De manera que esos jóvenes son un reflejo de lo que ven. Y lo que ven es una sociedad muy desconectada de su naturaleza humana, de esa que nos pide a gritos hacer tribu. Y lo que ven hoy esos chavales y niños hoy es una sociedad hiperconectada al mundo digital. Ellos, fundamentalmente.

 

Adolescencia, la serie con una verdad muy incómoda de sostener.

 

Resulta que hemos sido los adultos los que les hemos dejado entrar en ese mundo. Y ahí están desprotegidos. Al principio, no les hemos protegido o no les hemos sabido proteger quizás por ignorancia. Porque esto ha avanzado muy rápido. Cualquiera que entrara en una red social hace 15 ó 10 años bien sabe que aquello no se parece a lo de ahora. Pero ya no basta escudarse en que no lo sabíamos. Hace ya 4 ó 5 años que lo evidente nos ha saltado a la cara. Y por eso Adolescencia es la serie con una verdad muy incómoda de sostener: no estamos haciendo nada o estamos haciendo poco. Ahora ya no por ignorancia sino por comodidad o por no enfrentarnos a la incomodidad que supone decir no a lo que hace la gran mayoría.

 

Y por eso Adolescencia nos duele. Porque ese padre no lo hizo mal. Sencillamente, no hizo lo suficiente. Y eso basta para que todo lo bueno que tú quieras para tu hijo, desaparezca. Porque tú no estás. Y como no estás, están todos aquellos del mundo online. Se nos ha escapado un mundo en el que los menores están pasando, en muchos casos, más tiempo que en sus propios colegios o con sus padres. Un mundo, insisto, al que les hemos dado acceso los adultos. Sin medir las consecuencias.

 

Un resumen de Adolescencia en una frase de su guionista

 

«Unos padres que no lo vieron, un sistema escolar que lo decepcionó y las ideas que consumió. Esta es una familia normal y este es un mundo normal. Es realmente preocupante pensar en lo que es posible ahora mismo». La frase del guionista Jacke Thorne es un buen resumen de lo que ocurre. Padres ausentes o desconectados, que no necesariamente lo hacen mal, sino que no están (o física o mentalmente); un sistema escolar que no da abasto; y, cómo no, una hiperconexión digital que apaga las conexiones humanas cercanas y que configura a unas mentes vulnerables que, a falta de conexiones de verdad, acaban por conectarse a ese mundo online plagado de mensajes donde priman la polarización, la sexualización… 

 

“Estaba en su habitación, pensábamos que estaba seguro”

 

Tu hijo no está seguro en su habitación si en esa habitación tiene las puertas abiertas a cualquier cosa. Tu hijo no está seguro solo por el hecho de convivir en el mismo espacio, podéis ser unos desconocidos. No tengas miedo a esperar ni a limitar… ni dejadez para acompañar y vigilar. No haytarea más importante en este momento que esta. No la hay. El mundo en el que están entrando puede echar por tierra cualquier cosa buena que quieras para tus hijos. Hoy, donde más inseguros están y lo que más daño les está haciendo es estar delante de una pantalla. Las consecuencias ya las están pagando. 

 

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Si sientes que las pantallas han tomado el control de tu casa o quieres evitar que eso suceda, Desconéctales es el curso con el que vas a despertar y a coger las riendas. Porque la salud de las familias pasa inevitablemente por un uso adecuado de una tecnología que ha invadido todos los espacios. Tres horas de formación en vídeo alta calidad, para hacer a tu ritmo, con autoevaluaciones voluntarias en cada tema y ebook.

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El móvil a temprana edad y… la alerta en un colegio de Oviedo

El móvil a temprana edad y… la alerta en un colegio de Oviedo

El móvil a temprana a edad trae más riesgos que ventajas. Y teniendo en cuenta que hoy existen alternativas para que los niños estén conectados a sus familias (relojes con llamadas, móvil sin internet…), no parece muy lógico que los padres sigan empeñados en dar a sus hijos smartphones con acceso a internet a los 9, 10, 11 y 12 años… Insisto, el móvil a temprana edad tiene pocos beneficios (que se pueden suplir con otros inventos) y ¡¡¡muchos riesgos!!!! Riesgos de muchos tipos pero yo hoy me voy a detener en uno tras el reciente caso en un colegio de Oviedo en el que varios niños de 10 y 11 años veían a un hombre masturbarse por videollamada.

 

El móvil a temprana edad es un riesgo… innecesario.

 

Pues hilando los riesgos con el caso que mencionaba en el párrafo anterior, os cuento que un niño o una niña de 9, 10, 11 o 12 años es un caramelito para un pedófilo. Y por si no lo sabes aún, en TikTok, estos campan a sus anchas. Y están encantados, claro. Y saben perfectamente cómo engañar a esos niños. Y esos niños son un caramelito porque, a esa edad, es más fácil engañarles que a los 14, 15 o 16 años. Son un caramelito porque con 9, 10, 11 y 12 años creen que algunas cosas son un juego cuando no lo son. Porque un niño de esa edad es más difícil que identifique un abuso sexual. En muchos casos ni lo reconoce. Un chaval de 14 años sí sabe de qué van esas cosas.

 

Por cierto, en el curso esencial que tienes en nuestra web «Impacto del mal uso de las pantallas en los menores, ¿cómo protegerles?» tenemos como experto a Pablo Duchement. Pablo es perito judicial y probablemente el tipo que más sepa sobre el lado oscuro de TikTok. En el curso nos explica muy claro y sin tapujos ni rodeos, aspectos verdaderamente turbios que las familias deberían conocer y considerar en lugar de seguir pensando que esa plataforma es solo es para hacer bailecitos.

 

El móvil a temprana edad y el claro ejemplo en un caso en un colegio de Oviedo

 

Lo de Oviedo arranca meses antes de trascender la noticia. Una niña del centro escolar comparte un número de teléfono con sus compañeros diciendo que pertenece a una persona conocida. Y como los críos tienen 10 y 11 años, es decir, no identifican ciertas conductas, aquello se convierte en una especie de juego, visto desde esa inocencia que les caracteriza. Los menores comenzaron a contactar con el individuo a través de videollamadas desde los baños. En los vídeos, el hombre aparecía sólo de cintura para abajo, sin hablar ni mostrar su cara, realizando actos sexuales explícitos.

 

Este caso es sólo uno más de las decenas que van trascendiendo públicamente. La realidad es que se estima que, en España, los delitos sexuales contra menores en internet se cifran en más de 2.000 casos semanales.

 

Las familias no están poniendo cordura

 

Los responsables de los delitos son quienes los cometen. De eso, no cabe duda. La gran tragedia es que de la mayoría de esos delitos no nos vamos a enterar. Y tú, como adulto responsable de un menor, puedes minimizar los riesgos de que tus hijos sean víctima de ese delito. ¿Es un bar de copas un lugar para niños? Rotundamente no. ¿Le dejarías las llaves de tu coche a un chaval de 15 años? Rotundamente no. Pues son un claro ejemplo de que hay entornos y herramientas que requieren de unos conocimientos y una madurez.

 

Y las familias, en esto de las pantallas, no están poniendo cordura al facilitar herramientas para las que los menores no están preparados.

Por qué mi hijo quiere un móvil

Por qué mi hijo quiere un móvil

Por qué mi hijo quiere un móvil, te habrás preguntado algunas veces. No pretendo yo en este artículo hacer de abogada del diablo, todo lo contrario; simplemente trato de que entiendas los motivos por los que lo quiere, lo cual no significa que debas dárselo. Entre otras cosas porque hasta un bebé quiere un móvil si lo ha visto o usado alguna vez. Y creo que todos asumimos que un bebé no debe tener un móvil, ni tampoco un niño de 6 años. Lo que cabe preguntarse es por qué sí hemos normalizado que deba tenerlo un niño de 10 o 12 años.

Antes de nada, déjame aclarar un punto. Deseo y necesidad no son lo mismo. Es importante que incida en esto.

Las necesidades hacen referencia a cosas que no pueden faltar, es decir, son indispensables. Los deseos son cosas que apetecen y están muy relacionadas con los apetitos.

 

Después de este paréntesis, que bien imaginas por qué lo he hecho, paso a responderte a la pregunta que te has hecho: por qué mi hijo quiere un móvil. Cuando hablo de móvil me refiero al smartphone, es decir, a ese objeto que da servicios de comunicación, juego, fotografía, redes sociales, descarga y escucha de música, televisión, apuestas online, radio, noticias, descarga y visionado de películas, etc. Vamos, lo que viene siendo de todo. Y todavía te preguntas por qué tu hijo quiere un móvil. Añado también que todo esto lo ofrece un PC o una tablet, aunque hay una diferencia importante que hace que el uso del móvil sea más frecuente: que lo llevas a todas partes.

 

Ahora sí, paso a detallar qué busca tu hijo en el móvil, más allá de las posibilidades que ofrece:

 

Autonomía: El teléfono móvil les ofrece autonomía respecto a padres o familiares,

Identidad y prestigio: para muchos adolescentes el teléfono móvil se convierte en un objeto con el que pueden reflejar su personalidad y valores.

Les permite expresar aspectos que cara a cara les resultan difíciles y eso les da seguridad. Ojito con esto.

Las propias aplicaciones son fascinantes para los adolescentes y no suelen presentar ningún inconveniente a la hora de familiarizarse con las misma.

Acceso a todo tipo de contenido las 24 horas del día.

Les alivia del aburrimiento, la ansiedad, la tristeza… Ojito también con esto. De hecho, esto es un problema, aunque ellos crean que es una ventaja.

Establecimiento de relaciones interpersonales: Las distintas aplicaciones de los teléfonos móviles favorecen establecer relaciones entre personas a través de redes sociales, aplicaciones de mensajería. Ojo, porque esto suele ir en detrimento de relaciones cara a cara, de las de verdad.

Como ves, para nuestros hijos es un objeto con un potencial enorme y hay que entender que es normal que sientan esa atracción algo así. Lo cual no quiere decir que, por comprenderlo, haya que aceptarlo. Porque cada punto que he mencionado positivo para ellos, hay un riesgo asociado que suele ser mayor. De eso y más te hablo en nuestras formaciones.

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Sin móvil hasta los 16 años: el pacto de familias en un colegio de Córdoba.

Sin móvil hasta los 16 años: el pacto de familias en un colegio de Córdoba.

Sin móvil hasta los 16 años. Ése es el pacto al que han llegado las familias de un colegio de Córdoba. Parece lógico que surjan iniciativas en este sentido cuando, como en el artículo anterior comentábamos, la mayoría de menores tienen móvil a los 12 años y la mitad de los padres se arrepiente de esa decisión.

Tiene sentido porque, de lo anterior, se desprende que la presión del entorno es un factor muy relevante a la hora de decidir dar el móvil a los menores. Aunque los padres no estén de acuerdo, lo hacen por presión social. Cierto es, y todo hay que decirlo, que la excusa de la presión social resulta perfecta para no hacernos responsables de la incomodidad que supone decir no a nuestros hijos. Hay una mezcla de cosas. Y el ser humano tiende a la comodidad aunque ésta acabe enfermándole.

 

Un pacto entre familias para eludir la presión social.

«Si los demás no tienen móvil, mi hijo no lo pedirá», pensamos. Y es cierto. Explica Manuel Ríos, portavoz de la Asociación de Familiares del Alumnado del colegio público López Diéguez de Córdoba, que era algo “muy difícil de afrontar en solitario”. Y es cierto, ir a contracorriente es difícil. Y más, si cuando ir a contracorriente afecta a los niños. Ojo, que creo que también es una gran enseñanza esa de no hacer lo que hace la mayoría cuando sabemos que esa mayoría no lo está haciendo bien o está desorientada.

 

Sin móvil hasta los 16 años, una iniciativa pionera.

Si bien es cierto que han surgido iniciativas de familias para retrasar la entrega del móvil, en algunos casos hablamos de retrasarlo hasta los 13 años y no entregarlo en el momento en que los alumnos pasasen a Primero de la ESO. Desde el colegio López Diéguez quieren que esta iniciativa se extienda a otros colegios de la capital cordobesa y, como dice Manuel Ríos, «entendiendo que solo desde la prevención conseguiremos que el alumnado sin móvil no sea una rara avis».

Y es que, en opinión de este padre, «decimos que nuestros hijos son la generación de cristal pero, en realidad, los hemos dejado muy solos en el mundo online». Y no le falta razón. De hecho, tiene toda la razón del mundo. Les queremos dar todo y les abandonamos en el entorno digital con una tranquilidad pasmosa.

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Los niños españoles tienen móvil a los 12 años y… los padres se arrepienten

Los niños españoles tienen móvil a los 12 años y… los padres se arrepienten

Los niños españoles tienen móvil a los 12 años y… los padres se arrepienten. Esto es algo que no puede sorprender a nadie a estas alturas. Y es que ya partimos de la base de que esos padres no están convencidos de la decisión que toman pero claro, ¡cómo vamos a dejar que nuestro hijo no forme parte de la mayoría! Porque la mayoría de los niños de nuestro país tiene su primer móvil a los doce años y, a la vez, resulta que sólo un 22% de los padres consideran que es una edad apropiada, según un estudio de Qustodio, realizado por 400.000 familias con hijos entre 4 y 18 años en España, Francia, Reino Unido, Estados Unidos y Australia.

 

Pues sí, los padres damos móviles cuando creemos que no debemos darlo. Y lo que mal empieza… ya se sabe.

 

¿Qué ocurre entonces? Pues que el 83 % de las familias cree que su hijo o hija pasa más tiempo usando dispositivos de lo que le gustaría. Y que el consumo diario de pantallas fuera de las aulas es de 4 horas de media al día, ¡se me ocurren tantas cosas que se pueden hacer en cuatro horas y que están dejando de hacer todos esos menores! Y es que no puede ocurrir nada bueno cuando no tomamos decisiones en coherencia con lo que de verdad creemos y sabemos que es mejor.

No puede ocurrir nada bueno cuando tomamos decisiones en base a lo que hace la mayoría sólo porque lo hace la mayoría, y más sin en nuestro fuero interno ya nos chirría el asunto. La mayoría no siempre está en lo cierto. El ejemplo del tabaco es un buen referente para entender esto: hace 20 años, la mayoría veíamos que fumar en todos lados era lo normal y, por tanto, no nos cuestionábamos que fuese de otra manera, aunque nos incomodase a unos cuantos.

 

Los niños españoles tienen móvil a los 12 años y… los padres se arrepienten, ¿qué hacemos?

 

Mira, antes o después te preguntarás si ha llegado el momento de darle a tu hijo o hija su primer móvil. Quizás porque te lo pide, quizás porque en su entorno todos empiezan a tenerlo, quizás porque creemos que lo necesitan porque van solos a algún sitio o se quedan en casa sin nosotros… Los motivos pueden ser diversos pero la pregunta llegará, tocará pensar en ello y, sobre todo, tocará decidir. 

Así que te invito a que te preguntes si realmente es una necesidad real o es un deseo de tu hijo, totalmente legítimo: Claro que quieren un móvil y también lo quieren con seis y tres años y no parece razonable. Te invito a que te preguntes si tú estás preparado también para el trabajo que conlleva informarte, acompañar, supervisar, descargar aplicaciones… Te invito a que des ejemplo y cumplas con la ley: ¿mi hijo va a tener en el móvil con 12 años aplicaciones como whatsapp que legalmente no puede tener hasta los 14 años?. Y te invito a que te preguntes qué va a dejar de hacer tu hijo cuando tenga acceso a ese dispositivos, qué cosas va a sacrificar. Porque sí, se sacrifican cosas.

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